jueves, 2 de julio de 2009

LAS TIERRAS DE LOS PASTORES DE BARCOS

Un lugar inquietante donde las almas, transformadas en centinelas de piedra, velan por las naves y sus destinos.

Los acantilados son un limite, el horizonte otro. Son las tierras de los pastores de barcos, donde las tormentas provocan chaparrones de historias, superficies de pétalos, astros que se retiran cansados hacia el horizonte... Un lugar donde la seguridad aún no acabó con la libertad. Un lugar donde aún hay cosas por las que morir y las mismas cosas por las que vivir.

2 comentarios:

  1. Ay, ¡cuánto cuentan las piedras cuando queremos escucharlas!

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  2. Pues yo, cuando sólo sea alma, quiero convertirme en centinela de piedra y pastorear barcos ahí mismito. No debe de dar gustito ni nada pasarse la eternidad mirando ese mar, acariciada por los salseiros y la brisa (y no tan brisa). Sí, sí, decididamente, me apunto.

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