jueves, 9 de julio de 2009

EL PRESTADO


Algo blanco asomaba en el buzón. Al abrirlo, para mi sorpresa, encontré… ¡una carta… y de las escritas a mano! “Qué extraño”, pensé, “si ahora el señor de la moto amarilla ya no trae mas que multas y recibos”. ¿Quién podría escribirme? ¿Quién disponía aún del tiempo necesario para perderlo escribiendo a mano una carta de las que ya no se estilan? La giré con curiosidad para ver quién era el remitente:

Rte: El libro de los abrazos. C/ Olvido, puerta 2, 3er cajón Dcha.

Abrí la carta. La curiosidad me comía por dentro. Empecé a leer.

Estimado Juan:

Espero que al recibir mis letras, te encuentres menos solo que yo. No sé si te acordarás, pero “oficialmente” sigo siendo tuyo. Nuestro último roce fue hace un año, cuando me leíste, y, como te encanté, después de deshacerte en elogios hacia mí delante de todo el mundo, quisiste quedar bien a costa de mi ingenio y sólo se te ocurrió desterrarme de mi estantería, donde vivía feliz entre mis colegas, prestándome a un amigo tuyo. Así premiaste las horas de felicidad que te proporcioné, echándome de casa.

No sé si lo sabrás, pero lo normal es que a nosotros, “los prestados” -generalmente libros y discos- nadie nos lea ni escuche, y mucho menos nos devuelva a nuestro dueño original, como si nosotros no tuviésemos cariños y fidelidades.

Abandonado, a oscuras y agonizando, desde el polvo y la oscuridad de un cajón, uno que espera ser rescatado para la utilidad de algún tipo raro que lea y deje leer.

Tu olvidado conjunto de letras,

3 comentarios:

  1. Has hecho que me remuerda la conciencia. Mañana mismo me reuno con mi Libro de los abrazos, que lo he dejado abandonado este fin de semana.Prometo darle un ídem y un beso, por los buenos momentos que me hace pasar a mí también.

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  2. eu teño que decir, que tristemente, desde que internet e a universidade entraron na miña vida, o pouco que leo está relacionado coas asignaturas, as motos clásicas e a fotografía. Fai ben tempo que non me deixo levar por unhas lineas ben escritas... terei que recapacitar.

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  3. Es vedad... cuantos libros prestados se quedan en el olvido de una estanteria, si hay suerte¡¡¡ sino en un rincón olvidado, en una caja de cartón en el sótano... o en un basurero cuando se hace esas limpiezas para convertir las casas en decoración lineal... dónde apenas aprecias si vive alguien... o te recuerda a la casa de una revista... fría, sin vida... impersonal... en blanco y negro... sin fotos... sin vida-vivida¡¡... sin libros manoseados y con olor a viejo... sigo recordando que me quedé sin alguno... La montaña Mágica de T. Mann... pero es mejor que siga en la estantería a que haya desaparecido por completo.

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